Sabemos que las rutinas les aportan una gran seguridad y benefician su manera de actuar. Una vida sin rutinas puede ser un caos, pues el hecho de no saber qué va a acontecer, les puede generar estrés. En cambio, un niño que sabe qué es lo que viene después de cada cosa, siente tranquilidad en cada situación y tiene una mayor independencia en sus actos.
Rutinas = tranquilidad y bienestar
Además de esta seguridad de la que hablamos, las rutinas aportan en los pequeños, tranquilidad y bienestar. Reducen la ansiedad y las conductas negativas, derivadas de los nervios y la incertidumbre de no saber qué hacer o qué toca hacer.
Esa calma que nos da el hecho de saber lo que va a pasar o anticipar lo que puede ocurrir, les ayuda a reducir la ansiedad. En ocasiones, incluso, puede hacer disminuir las rabietas o los enfrentamientos con los hijos e hijas, que se generan, a diario, en nuestros hogares por cosas tales como el baño, la hora de dormir o de despertar, la ropa que debe ponerse o los deberes.
Esa calma que nos da el hecho de saber lo que va a pasar o anticipar lo que puede ocurrir, les ayuda a reducir la ansiedad
Por otro lado, estas rutinas que podemos establecer en casa también ayudan a generar autonomía en nuestros hijos e hijas, a la vez que confianza, aspecto que ayudará en su autoestima e independencia para empezar a hacer algunas las tareas ellos solos.
Las rutinas mejoran la comprensión del entorno y ayudan a madurar
Lejos de lo que podríamos pensar, la rutina no es enemiga de la creatividad ni de la espontaneidad . Dado que el hecho de tener unos buenos hábitos adquiridos va a aportar seguridad al entorno de nuestros hijos, sabemos que un niño que se siente seguro está más dispuesto a crear, innovar e incluso a probar cosas nuevas.
La regularidad en los hábitos, la constancia, o perseverancia son valores que irán adquiriendo y que le serán muy útiles a lo largo de toda su vida
Los niños que acostumbran a lavarse los dientes, a organizar su mochila, a prepararse el desayuno, etc., adquieren, poco a poco, esos hábitos y aprenderán a hacer tareas sin necesitarnos a nosotros, sus padres y madres.
La regularidad en los hábitos, la constancia, o perseverancia son valores que irán adquiriendo y que le serán muy útiles a lo largo de toda su vida.
Cómo restablecer las rutinas
Cada familia adoptará un horario según sus necesidades, pero es esencial que se tengan en cuenta una serie de aspectos comunes:
- Marca unos horarios para comer y en un lugar concreto. De este modo, el niño aprenderá las normas a la hora de comer: no comer a deshoras, no levantarse, etc.
- Los niños y los jóvenes deben dormir entre 8 y 9 horas para su correcto desarrollo. Por ello, es recomendable acordar unos horarios para ir a la cama y evitar la sobreexposición a pantallas justo antes de ir a dormir.
- Además de la ducha incluye también lavarse las manos, cepillarse los dientes después de cada comida, peinarse, etc.
- El ocio y el juego son importantes para jóvenes y niños, es su momento de desconexión, pero se acordarán unos límites de tiempo para no abusar.
- Establecer un lugar concreto para las tareas de la escuela o para leer puede ser útil para que en un futuro adquieran el hábito de estudiar de forma autónoma en ese espacio.
Las rutinas en casa suelen estar condicionadas por los horarios laborales de los padres, de la escuela y/o las actividades extraescolares. En cambio, hay situaciones en las que la rutina cambia y también es algo positivo.( durante el fin de semana o en vacaciones).
Consejos que os ayudarán
Os dejamos una serie de consejos que consideramos importantes, para poder ayudaros en esta labor.
La importancia del tiempo: establecer unas horas fijas para el sueño, la hora de cada comida y la hora del baño. Escoge la hora que mejor se acomode al horario de tu familia y tu hijo o hija. Respétala cumpliendo con ella en la medida de lo posible. Luego, en base a ella, añade la hora para estudiar, jugar, realizar clases extraescolares o hacer la siesta. Recuerda que la creación de hábitos y rutinas es un proceso que requiere paciencia y trabajo en familia para que sea exitoso. Si cumplimos con esas horas, tendremos la mitad del camino recorrido con nuestros hijos e hijas.
|
Planificar con antelación e informar sobre la rutina que se llevará a cabo. Se pueden buscar juegos para jugar en casa, planificar los deberes y estudios, hacer actividades diferentes y seguir con los horarios para cada actividad.
|
Es importante, para ayudar a los más pequeños en esas rutinas y hábitos, que establezcamos una serie de actos unos a continuación de otros, para que sepan qué va antes y que va después de cada acción, o bien nos podemos ayudar de pictogramas que podremos realizar de manera conjunta, para visualizarlos en el momento que sea necesario. Por ejemplo, después de un juego activo que se realice en la tarde le debe seguir uno tranquilo. Y posteriormente, llegará la hora del baño, la cena, cepillado de dientes, cuento y la hora de dormir. |
Debe realizarse todo con una actitud muy positiva, ya que ellos se ven reflejados en nuestra actitud. Primero, hay que tener mucha paciencia para volver a trabajar y, además, reeducar ciertos hábitos que ya tenían adquiridos. Y segundo, no utilices para ello amenazas o chantajes.
|
Aconsejamos que el establecimiento de los hábitos y rutinas se recuperen una vez que se vuelva de las vacaciones de verano, para introducirlos cuanto antes, sobre todo, de cara a la vuelta al cole. Es una forma de ir ajustando horarios de manera gradual y tranquila.
|
Definir espacios para cada actividad. La habitación para dormir, el comedor o cocina para comer, otro espacio para estudiar y jugar…
|
Ser constante. Hay que recordar que un hábito se adquiere con la repetición constante de la rutina y que hay que ser pacientes.
|
Colegio Villalkor