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Así le ayudarás a adquirir el hábito de estudio (I)

¿Cuánto crees que tardarías en aprenderte esta serie de números?: 00745714401530 ¿Y si fuesen el número de cuenta de un banco con un montón de dinero, solo para aquel que lo recuerde?, ¿estás motivado ahora? Tienes 10 segundos para memorizarla sin apuntarla en ningún sitio solo en tu mente 1..2..3..4..5……. ¡10!

¿No lo has conseguido. Seguro que ha sido difícil e incluso puede que te hayas puesto nervioso.

Prueba esto ahora, repite la siguiente frase un par de veces: “James Bond, el agente 007, cogió el avión 457 que debía salir a las 14:40 pero no salió hasta las 15:30”.

Es bastante más fácil repetir y memorizar esta frase ¿verdad?, pues ya tienes los números.

Si te fijas los números que aparecen en la frase anterior son los mismos que debías memorizar antes. Ha sido mucho más fácil y rápido aprendértelos ahora. Hemos utilizado una regla nemotécnica. Estas reglas son estrategias para asociar y organizar la información para facilitar el recuerdo.

Esta es la importancia de aprender técnicas de estudio, cuando se sabe estudiar se aprende más y mejor, lo que convierte el estudio en una actividad más gratificante, ya que el éxito en los estudios hace que aumente la motivación escolar. Si la técnica es útil, el hábito es necesario.

 

Cuando se sabe estudiar se aprende más y mejor».

 

Cuando el alumno aprende a ser eficaz a la hora de asimilar nuevos aprendizajes se siente más confiado en sus capacidades, lo que repercute en su autoestima. Además, los hábitos de estudio implican constancia y perseverancia, factores fundamentales para el éxito en cualquier cosa que nos propongamos.

Somos esclavos de nuestros hábitos, debemos pensar qué hábitos cultivamos para nosotros mismos y cuáles queremos enseñar a nuestros hijos. Crear un buen hábito de estudio es un paso imprescindible para desarrollar con éxito la capacidad de aprendizaje. El verdadero campo de batalla en la educación de los niños se gana en el establecimiento de rutinas y la creación de hábitos sobre los que se apoyaran posteriores aprendizajes.

Cuando enseñamos a un niño a dormir solo, le estamos enseñando a autorregularse emocionalmente, cuando tienen que comer y probar cosas nuevas, aprenden a tolerar la frustración, etc. Un niño que ha crecido desarrollando hábitos y límites no presentará muchas dificultades cuando se enfrente a la tarea de estudiar.  Los nuevos aprendizajes se apoyan en los anteriores.

  • No es necesario esperar a que el niño tenga deberes marcados desde el colegio. Desde bien pequeñitos podemos ir motivando a los niños en la realización de sus tareas, como por ejemplo guardar los dibujos y fichas que va realizando en una carpeta de forma que vea que su trabajo nos gusta y nos interesa.
  • Lo ideal es que, desde pequeño, se acostumbre a estar concentrado en una tarea durante un rato. Se puede acostumbrar al niño a estar concentrado unos minutos e ir aumentando el tiempo poco a poco. Puede hacerlo con actividades como los dibujos, los puzzles, los cuentos, recortables, los trabalenguas, los poemas infantiles, las adivinanzas y cualquier otra que exija concentración y memorización pero que, además, les guste y les motive. Es importante que termine todas las actividades que empiece,(pues esto también es un hábito) incluso acabar los juegos, recoger un juego antes de ponerse con otro. Pasar de una cosa a otra impulsivamente, según me apetece favorece la dispersión y la inconstancia, no ayuda a fortalecer la voluntad.
  • La emoción con la que acompañamos el estudio es importante. Debemos estimular el gusto por aprender desde edades tempranas, así como disfrutar juntos, coloreando, haciendo todo tipo de trabajos manuales o leyendo… A medida que van creciendo podemos facilitarle entornos donde practicar la utilidad de lo aprendido, en el mercado con las matemáticas, acudir algún concierto, jardín botánico, etc.
  • Cuando enseñamos a los niños a ser ordenados, también les estamos enseñando a pensar. El orden es fundamental hace posible la virtud. Es uno de los primeros hábitos que el niño puede adquirir (2-6 años). Siendo la base sobre la que se asientan los demás hábitos. Cuando llegado el momento se trate de estudiar también le beneficiara. La información se memoriza y se recuerda mejor si está bien ordenada. Un niño pequeño que se aprende los días de la semana lo primero que tiene que saber es que son siete, así podrá hacer el esfuerzo de recuperar información si se le ha olvidado alguno, si no únicamente repetirá los que recuerde en ese momento. Memorizarlos en orden también le ayudará a recordarlos mejor. El orden también entra por los ojos. Que ellos mismos comparen su cuarto antes y después de haberlo ordenado, que observe la diferencia y se den cuenta de que compensa aunque cueste un poco.
  • Es importante recordar que aprenden por imitación y es más fácil imitar el desorden que el orden pues no implica ningún tipo de esfuerzo. Por falta de tiempo a veces preferimos hacer nosotros las cosas antes que enfrentarnos a la costosa tarea de educar. Recuerda motivar en positivo con cariño y paciencia. La sobreprotección que le priva del esfuerzo no les ayuda en absoluto, es imposible educar sin exigir.
  • La mochila escolar es otro buen momento para trabajar el orden, hacerles algún tipo de encargo, etc. El orden les va llevar en un futuro a que sepa organizarse y marcarse objetivos en la vida. Una vez que empiezan la primaria poco a poco van aprendiendo a usar la agenda. Usar bien la agenda les ayuda a responsabilizarse de sus tareas y a llevar el control de las mismas.
  • Ayuda a que tus niños aprendan a organizar y planificar sus tareas. Enséñales a crear una lista de lo que deben hacer y el orden que seguirán. Si se trata de tareas escolares suele ser preferible empezar por lo más difícil y terminar con algo más sencillo.

Tener unos buenos hábitos de estudio determina en gran medida el éxito académico de los niños. Como cualquier hábito, este requiere tiempo, esfuerzo y práctica.

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Roberto Pérez Silva

Psicólogo orientador de Primaria

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