A veces intentamos comprender qué problema tienen nuestros hijos, pero nos resulta muy difícil porque no saben expresar realmente lo que sienten o por qué lo sienten. Obviamente cuando son pequeños no tienen suficiente capacidad para comprender las causas de sus sentimientos, pero si saben expresarse y decirnos lo que les pasa, los padres seremos capaces de saber cómo tratarles o dónde acudir a buscar ayuda. El lenguaje es como un motor que hay que poner constantemente en funcionamiento para que sus piezas estén a pleno rendimiento. Hay algunas cosas sencillas que podemos hacer para favorecer y potenciar la comunicación y el lenguaje. Desde el Departamento de Orientación del Colegio Villalkor te damos 20 consejos sencillos para que pongas en práctica.
|
|
|
Dedícale un tiempo diario para hablarle y escucharle. Háblale de cosas que le interesen procurando el intercambio comunicativo, que te dé su opinión. |
|
Demuestra que le estás escuchando, mirándole a la cara cuando nos intente explicar algo siempre que sea posible, y si te pilla en alguna situación en la que no puedes hacerlo, por ejemplo, conduciendo o haciendo la comida, dile que le estás escuchando aunque no le estés mirando. |
|
No uses preguntas cerradas, o sea, no utilices preguntas en las que sólo tenga que contestarnos con sí o no, porque detienen la comunicación. Usa preguntas del tipo: ¿Qué quieres? O ¿Quieres pan, galletas o chocolate? en vez de ¿Quieres pan? |
|
Agrégale lenguaje al suyo, es decir, alarga sus expresiones añadiendo información para continuar la comunicación, haciendo que entienda que no nos conformamos con que se exprese solamente con gestos, monosílabos o palabras sueltas. Esto no quiere decir que terminemos sus expresiones o sus palabras, sino que hagamos que siga la conversación. Por ejemplo, un pequeño nos dice: “al ir al cole he visto a la mamá de Pedro”, es bueno contestar algo así como “Ah, esta mañana has visto a Ángela, la mamá de Pedro, ¿No? ¿Llevaba abrigo o no hacía frio?” para que la conversación se mantenga y nos siga contando cosas. |
|
También podemos ampliar su vocabulario con nuevas palabras y expresiones, utilizándolas en contexto para que las entienda. |
|
Pídele respuestas claras y desarrolladas que eviten los monosílabos. |
|
No seas demasiado correcto y exigente, pues podríamos crear inhibición verbal en el niño. Si le corregimos demasiado podríamos hacer que no se atreviera a hablar demasiado por si lo hace mal. |
|
No respondas por él, dale tiempo para que se exprese libremente. No te anticipes a su voluntad o a lo que quiere decirnos. |
|
Que se sienta cómodo, relajado y seguro al expresarse. Tenemos que mostrarnos pacientes y atentos a lo que nos cuente, intentando provocar el máximo número de intervenciones por su parte. |
|
Muéstrale libros de dibujos, y léele cuentos, o haz que nos lo lea, haciéndole preguntas sencillas sobre ello para conversar juntos. |
|
Tienes que hablarle claro, despacio y correctamente, pronunciando todas las letras que formen las palabras, sin dejar palabras a medio porque se den por supuestas. Intenta no usar sufijos como –ico (pequeñico, bonico, etc.), aunque nos cuesta trabajo. |
|
Evita el uso del lenguaje infantilizado, y no imites su forma de hablar. |
|
No le interrumpas nunca cuando esté hablando para corregirle. |
|
Refuerza de manera positiva su forma de hablar correcta. |
|
Aprovecha cualquier situación o circunstancia, de forma natural, para conversar y ofrecerle vocabulario, nuevas expresiones, por ejemplo en la cocina, al poner la mesa, al hacer la lista de la compra, al vestirnos, de paseo por las tiendas…. |
|
Comenta cada objeto del entorno que veamos que llame su atención, explicándole cómo se llama, para qué sirve, etc. |
|
Ayúdale a que construya bien las frases haciéndole preguntas del tipo: ¿cómo se llama…? o ¿dónde está? |
|
Despierta su curiosidad creando nuevas oportunidades y nuevos contextos para que explore nuevas situaciones y así aparezcan distintas expresiones en su lenguaje. |
|
Resulta positivo invitarle a la comunicación con otras personas, siempre que no le obligues a ello, y también que adquiera ciertos compromisos sociales tales como pedir algo a una persona, darle un recado por teléfono a un familiar, etc. |
|
Evita las comparaciones con otras personas del tipo “mi hijo empezó a hablar antes” o “en su clase hablan mejor”. Tenemos que recordar que cada persona es única y que su evolución y tiempo de maduración nunca es idéntica a la de otros. |
- Te puede interesar: Beneficios de la lectoescritura
Laura Megía
Maestra de Audición y Lenguaje
Departamento de Orientación
Colegio Villalkor