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Fútbol Sala Base: aprendiendo a aprender

Si para aprender a multiplicar hace falta dominar la suma, tengas 8 o 18 años, igual en fútbol sala hay que comenzar explicando conceptos técnicos o tácticos básicos. El tiempo invertido en dominar un concepto básico que se da por sabido erróneamente es fundamental, nunca es tiempo perdido. Nuestro trabajo es, siempre, enseñarles a sumar tengan la edad que tengan.

“Superbase”, 4 y 5 años. ¿Por qué no (re)inventar la competición?

Ser entrenador de superbase (4 y 5 años) nos da una ventaja preciosa: tenemos que empezar desde el principio, desde cero. En contra: la edad, la baja atención, la baja eficiencia motora, el comportamiento, la poca especificidad de la actividad deportiva, la comunicación, el tiempo de práctica útil, etc… Desde el principio: el calentamiento, coordinación, el control con la planta, el pase con el interior, levantar la cabeza para mirar alrededor, intentamos emparejarnos con los niños del otro equipo cuando ellos tengan el balón, y… pasárselo bien. No los tratamos como adultos pequeñitos, porque no lo son, ¡los tratamos como a niños!

 

Nuestra metodología en entrenamientos

  • En categorías de 4 y 5 años trabajamos control y pase, golpeo de cuchara, de volea, equilibrio, coordinación oculomanual, desplazamientos en todas direcciones, lateralidad, ¡todo lo que podemos! A veces lo hacen de forma individual, otras por parejas, tríos o cuartetos.
  • Introducimos elementos variados: escaleras de coordinación, conos altos y bajos, vallas, ruedas, aros, porterías, bancos, miniporterías, balones de fútbol sala, voleyball, pelotas de tenis, de foam, de balonmano…
  • Durante la misma tarea introducimos variaciones, nuevos elementos, ajustamos los errores, optimizamos, cambiamos el sentido de la marcha e interactuamos todo lo posible para que la tarea nunca decaiga.
  • En otras dos de las sesiones nos salimos del encasillamiento anterior para trabajar libremente por todo el campo ya sea con pases, conducciones, regates o finalizaciones, nunca tratamos de acotar el espacio/tiempo, poner conos para marcar las zonas de salida y recepción de los pases, etc…

 

Creemos que el caos y la anarquía favorecen la percepción espacio/temporal, el concepto “estar atento de no chocarme con otro compañero mientras que doy pases con Pablo” tiene una transferencia perceptiva/atencional directa al juego (levantar la cabeza o medir el timing), sin embargo pasar de un cono a otro no lo tiene. La evolución e involución natural del juego es: el rondo, el partido llevado a su simplicidad máxima, gestos técnicos, competición, atención, carga táctica y toma de decisiones todo en uno. En muchos de estos entrenamientos acabamos jugando un partido corto. La última de las sesiones la dedicamos íntegramente a jugar partido, lo más libre posible, y es aquí dónde hacemos especial hincapié en las normas propias de la competición y en todas las correcciones que no podemos hacer los viernes o los sábados por montones de cofactores que escapan a nuestro control dentro de la cabeza de un niño de 6 años: la euforia, la emoción, la presión del entorno, la grada, los niños del otro colegio, la familia en la grada, un señor que es el árbitro, etc…

 

 

La joya de la corona, el partido

El partido es un cóctel muy complejo dentro de la cabeza de un niño pequeño (ya lo es dentro de la cabeza de un adulto…) que está aprendiendo a jugar y juega un partido cada 15 días, ¡para la mayoría es todo un reto correr de espaldas más de 10 metros sin caerse! Como encima para jugar, hacer caso a los doscientos estímulos que le llegan, a su entrenador, parar el balón con la planta del pie, aprenderse las reglas, escuchar el pitido del árbitro, hacer caso a las instrucciones de papá (que casualmente son siempre distintas a las del entrenador), tener en la cabeza aquella frase del abuelo que decía «por cada gol que metas te doy 2€» que ya no sólo limita el aprendizaje, la toma de decisiones, y la autonomía del niño sino que además nublan su criterio, elimina la opción del pase de gol a otro compañero, e infinidad de contraproducencias…

Una vez vi a un niño de 4 años hacer una conducción de 25 metros con el balón a una velocidad de vértigo, driblar a dos rivales y cuando llegó contra el portero chutar al muñeco, espectacular, pero más espectacular aún fue escuchar a su padre en la grada decir «¡regatéate al portero!», si sólo le ha faltado hacer el pino puente pensé yo para mis adentros. El caso es que además, tratando de cuantificar el tiempo que le dedicamos a la «competición», en el caso de un equipo con un número coherente de niños que jugaran todos tiempos parecidos si la cosa fuera muy bien estarían jugando 20’ cada dos semanas, que es la friolera de 1/8 del tiempo que entrena. La competición es cruel, hacer lo que entrenas en el momento y lugar adecuado, en fatiga, con una gran presión ambiental, es muy difícil…. Poneros en su lugar y… ¡ahora imaginad que tenéis seis años!

 

Iván Labrado Fernández

Entrenador de Fútbol Sala Nivel II

Coordinador técnico de fútbol sala del CD. Alkor/Villalkor

octubre 18, 2017
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