En la enseñanza y en los aprendizajes solemos tener prisa por ver los resultados. Y algunas veces no somos conscientes de la evolución que están experimentando nuestros hijos. Cometer errores está demonizado. Pero la sobreexigencia puede llevar a la obsesión o la parálisis: “no me atrevo a hacer o a decir por si me equivoco”.
No se puede aprender sin equivocaciones, ni todo tiene que salir bien a la primera. Lo malo no es cometer errores, sino no aprender de ellos.
Antes de aprender a andar, tropezamos
Antes de aprender a caminar, tropezamos. Cuando comenzamos a hablar, cometemos errores. Es la forma en la que aprenden los niños, porque aún no han desarrollado una autocrítica feroz. Cuando solo son capaces de decir palabras sueltas, no lo ven como algo negativo sino como un gran avance, puesto que cada vez lo hacen un poquito mejor. Eso es lo que les anima a continuar. Como adultos les ayudamos, le servimos de apoyo, les premiamos, les felicitamos por sus esfuerzos, y también le brindamos estimulo y ejemplos (al pronunciar las palabras correctamente cuando ellos todavía no eran capaces).
Aprender a lidiar con el fracaso es el camino más seguro hacia el éxito.
Pero llega un momento en que empezamos a enfadarnos y avergonzarnos de los errores. Tenemos que aprender que los errores tienen consecuencias, pero no debemos dramatizar ni caer en el perfeccionismo. Aprender a lidiar con el fracaso es el camino más seguro hacia el éxito.
Cómo aprender a equivocarse
Ver el error desde otro punto de vista nos ayuda a avanzar:
1.- Aprender a verlos de una forma más positiva. No permitir que nos avergüencen y nos limiten nuestra estima. Los errores son peldaños hacia el éxito. Si nos paramos a analizar es posible que lleguemos a la conclusión que las personas de más éxito han errado más veces.
Permitirte no ser perfecto es liberador.
2.- No siempre a un error le sigue una consecuencia negativa. Alexander Fleming descubrió la penicilina gracias a un error y multitud de ejemplos más como este, donde buscando una cosa encontraste otra mejor.
3.- Las cosas te salen a la primera después de haber ensayado varias veces. A veces somos demasiado autocríticos exigiéndonos hacerlo todo bien a la primera.
4.- Algunos errores, con el tiempo, se convierten en anécdotas graciosas.
5.- Si cometes un error simplemente es una señal de que necesitas más práctica. Los errores una vez superados los vemos de otra manera, así que no deben desanimarnos. Enseñar como lidiar con el error, es productivo. Saber que hay que continuar, que la verdad es que las cosas se consiguen y salen bien al último intento, no al primero.
Solemos presumir de nuestros éxitos y avergonzarnos de nuestros errores.
Si solo mostramos nuestros éxitos cuando tropiecen pensaran que son torpes que no son tan buenos como papa y mama. Enseñar que para tener éxito hay que intentarlo una y otra vez hay que saber lidiar con los errores y con los problemas. Ver los errores como oportunidades de crecimiento y saber que forman parte del aprendizaje nos ayuda a sobrellevarlos de una forma más positiva.
Roberto Pérez
Psicólogo orientador de Educación Primaria
Colegio Villalkor